La industria de la confitería en México ha experimentado un comportamiento dinámico en los últimos años. Ello influenciado, principalmente, por factores económicos, sociales y de consumo.
El INEGI expone que la Industria del chocolate y confitería está conformada por dos actividades: I) chocolate y productos derivados y II) la confitería. Esta última destaca con una participación de 85.9% de las unidades económicas productoras, 70.5% del personal ocupado y 58.5% de la producción bruta del total de esta industria.
Cabe destacar que tanto el chocolate como la confitería muestran una fuerte integración nacional. Ello porque utilizan un porcentaje significativo de insumos nacionales, lo que impacta positivamente en la economía del país.
En términos de valor agregado, la industria del chocolate y confitería supera el promedio de las industrias manufactureras. Este sector no solo genera empleo, sino que también impulsa actividades relacionadas en el país. La producción se distribuye, en gran medida, hacia el consumo privado de los hogares, con dos tercios de la producción de chocolate destinados al consumo interno y el restante a exportaciones.
¿Qué tan dulce es el panorama actual?
En los últimos años, la industria de la confitería en México ha enfrentado desafíos y oportunidades. La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto inicial en la producción y distribución. No obstante, la rápida adaptación a nuevas estrategias de venta en línea y la diversificación de productos permitieron a muchas empresas mantenerse resilientes.
En 2022, tras el regreso a las actividades, el consumo de dulces en México experimentó un impresionante crecimiento del 25.6% anual. El producto interno bruto total de azúcares y artículos de confitería en 2022 fue de 6.33 billones de pesos. Ello refleja la importancia del mercado nacional e internacional para la industria mexicana de confitería.
Cifras del INEGI arrojan que en el tercer trimestre del 2023 se registró un producto interno bruto de $6.45 billones de pesos, evidenciando un alza de 0.69% con respecto al trimestre anterior.
Todas las cifras positivas que se muestran en la industria muestran la capacidad del sector para adaptarse a las cambiantes preferencias del consumidor. La tendencia al alza, la recuperación después de la pandemia y la resiliencia a un aumento de precios, destacan la importancia de la innovación en productos y estrategias de marketing de este sector.
Y es que, a pesar de un aumento del 11.5% anual en los precios de los dulces, chocolates y confitería en el primer trimestre de 2023, la demanda no solo se mantuvo, sino que aumentó en un 12.7%. Este fenómeno sugiere la resistencia del mercado de confitería en México ante factores económicos adversos.
Sellos de advertencia, ¿amarga experiencia o dulce recuperación?
La implementación del etiquetado frontal desde octubre de 2020 ha sido un factor clave en la evolución del sector.
Y es que, la modificación a la NOM-051 ha llevado a una redefinición de estrategias por parte de los fabricantes. Se han centrado en ofrecer productos con menor contenido de azúcar y opciones sin azúcar añadida.
Lo anterior, ha llevado a una reformulación masiva de productos, especialmente en empresas transnacionales, con modificaciones promedio del 56% en sus productos para crear opciones de confitería más saludables, como snacks con ingredientes naturales y bajos en azúcares.
El 2024 será como un terrón
Aunque las exigencias de los consumidores, los cambios en las reglas del juego y las variantes económicas traen desafíos continuos para la industria de confitería en México, las perspectivas para el 2024 en México son optimistas.
Se espera que la recuperación económica post pandemia, el aumento en el salario mínimo que se dio este año y las temporadas afines, impulsen el poder adquisitivo de los consumidores. Lo que podría traducirse en un aumento en el gasto en productos de confitería.
La participación en el mercado nacional e internacional, la diversificación e innovación de productos, especialmente aquellos que se alinean con las tendencias de salud y bienestar, se proyecta como un motor clave de crecimiento.
Sin embargo, la integración de tecnologías y la adaptación a nuevas regulaciones, como el etiquetado frontal, serán esenciales.
Con una base sólida, resiliencia y adaptabilidad, la industria está bien posicionada para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades en los próximos años.
