De acuerdo con el estudio “El líder financiero del mañana. La visión de los CFOs antes y después de la COVID-19”, elaborado por Euler Hermes, previo a la pandemia que vivimos sólo el 44% de las empresas afirmaba sentirse “en total disposición” para poder hacer frente a las incidencias de pago, y el 40% se expresó en los mismos términos en cuanto a las “insolvencias de los clientes”.
Sin embargo, esto evidentemente disminuyó a partir de la contingencia sanitaria, pasando al 31% y al 35% respectivamente.
El impacto generado por la COVID-19
De acuerdo con la Encuesta sobre el impacto generado por la COVID-19 en las empresas (ECOVID-IE), tercera edición, realizada por el INEGI respecto a la demografía de los negocios, 87% de las empresas en el país afirma que ya tuvo afectaciones a raíz de la pandemia.
Pero si bien las compañías ya habían comenzado a recuperarse y verse menos afectadas, lo cierto es que en esta tercera ola de contagios está latente la probabilidad de una crisis de insolvencia que ponga en riesgo la estabilidad de los negocios.
De esta manera, si un empresario no puede ajustar sus gastos en la misma proporción que se reducen sus ingresos, la consecuencia es la reducción de las utilidades o pérdidas, vulnerándose el patrimonio de su empresa; debido a lo anterior se inicia un problema de liquidez que, de alargarse, se puede convertir en una crisis de solvencia y poner en riesgo la continuidad de la compañía.
Tan sólo, de las empresas aseguradas por Solunion México, al cierre del 2020, 58% presentaron una siniestralidad; y se espera que, de las primas contratadas para cubrir estos impagos, alrededor de 66% estén presentando siniestros al cierre del 2021.
Ante este panorama donde los riesgos de pago se conviertan en un verdadero desafío, principalmente en las pequeñas empresas, la pregunta es ¿cómo mitigar los riesgos de impago?
Tres puntos a considerar para reducir riesgos de impago de proveedores y clientes
En el mismo estudio, “El líder financiero del mañana”, se plantean tres puntos de interés que las empresas deben atender para reducir estos riesgos.
- Planificación
Las empresas deben prever y garantizar que se trabaje de antemano para mitigar el riesgo. Esto implica la planificación de escenarios específicos y la gestión proactiva del efectivo, pero también la aplicación de medidas de refuerzo que contribuyan a reducir el riesgo en la fase de incorporación de clientes. Las actividades de rastreo y detección de insolvencias antes del inicio de toda relación con un cliente son esenciales.
- Diversificación
Las empresas que disponen de una amplia gama de productos, o que están presentes en diversas industrias, ocupan una posición óptima para hacer frente a los grandes riesgos en el futuro. Incluso aquellas con una gama de productos más pequeña deben centrarse en la diversificación de los números de clientes, tanto desde el punto de vista de mitigación de riesgos como de ingresos.
- Seguros
Los seguros de crédito se han vuelto aún más relevantes y serán más importantes posterior al coronavirus. Es importante trabajar en estrecha colaboración con proveedores de seguros de confianza que ayuden a proteger mejor el negocio. Esto es algo en lo que los CFOs ya están actuando, teniendo en cuenta la situación de la COVID-19.
Los problemas relacionados con los pagos y las insolvencias de los clientes ocupan un lugar destacado en las organizaciones y merecen aún mayor atención en el entorno actual. El líder financiero audaz adoptará un enfoque proactivo, cuidándose de planificar con antelación y contratar un seguro que ayude a proteger mejor sus negocios frente a desafíos similares que se presenten en el futuro.