México es uno de los países que más alimentos produce en el mundo. El sector agrícola mexicano es líder en Latinoamérica y juega un papel esencial en la economía del país, con una participación en el Producto Interno Bruto de 2.5%; sin embargo, los efectos del cambio climático amenazan la sobrevivencia de las cosechas.
Riesgos del sector
Cada vez más productores agrícolas buscan blindar con pólizas sus cultivos de la sequía, del exceso de lluvia, del granizo, heladas, del calentamiento global y de las plagas; el problema va más allá porque amenaza la seguridad alimentaria.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que las plagas destruyen cada año hasta un 40% de la producción global de cultivos, mientras que las enfermedades que padecen las plantas cuestan anualmente a la economía mundial más de 220 mil millones de dólares y los insectos invasores al menos 70 mil millones de dólares.
México, por ejemplo, se ha vuelto más cálido desde la década de los años sesenta del siglo pasado. Las temperaturas promedio a nivel nacional han aumentado 0.85ºC y las temperaturas invernales 1.3ºC; se ha reducido la cantidad de días más frescos, hay más noches cálidas y la precipitación pluvial ha disminuido en la región sureste desde hace medio siglo.
Panorama en México
Lo anterior, forma parte del reporte Impacto Económico del Cambio Climático en México del Centro de Estudios para el Desarrollo Real Sustentable y la Soberanía Alimentaria, entregado a la Cámara de Diputados en 2020, que indica que, ante el aumento de la temperatura global, el riesgo será la pérdida de granos básicos, en particular el maíz, alimento principal de los mexicanos.
Además de que la transformación y degradación de los ecosistemas afectan a la mayoría de estos, sobre todo, a los bosques tropicales. Actualmente, hay 2,583 especies que están en peligro o riesgo de extinción.
Aproximadamente 67% de los bosques mexicanos están fragmentados, por lo tanto, hay una reducción en la calidad y cantidad de los hábitats silvestres.
A partir de evaluaciones globales se estima que la fragmentación es más severa en los estados del sur de México, incluyendo Veracruz, Tabasco, Yucatán, Quintana Roo, Michoacán y Chiapas.
Por ello, el cambio climático es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la población mundial y en especial la comunidad fitosanitaria.
Cambio climático y sector agrícola
El sector agrícola mexicano no ha sido ajeno al tema, y grandes y pequeños productores han buscado el apoyo por parte del gobierno federal para recibir subsidios agrícolas y para blindar con seguros y reaseguros sus cultivos.
La importancia de contar con un blindaje se debe a que México es una potencia en el sector agrícola. Al cierre de 2021 (datos más recientes) la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural del país comunicó que, por tercer año consecutivo, el sector primario registró un crecimiento positivo, al presentar un alza de 2.7% anual.
La entidad resaltó que, en el cuarto trimestre de 2021, las actividades primarias del país observaron un alza de 4.8 % respecto a igual lapso de 2020, mientras que en comparación con el período julio-septiembre previo aumentaron 0.3%, de acuerdo con el reporte Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) del INEGI.
En 2020, el peor año de la pandemia, el sector finalizó con un crecimiento de 2.0 % y fue el único que observó un comportamiento positivo, mientras que en 2019 las actividades primarias (agricultura, ganadería, pesca y acuacultura) tuvieron el mejor desempeño al aumentar 2.0%, en comparación con otros rubros económicos.
El futuro
El gobierno federal implementó, junto con los productores, a mantener los suelos vivos, optimizando los nutrientes y costos de producción con diferentes tecnologías como enmiendas, drenes, sincronización de fechas de siembra, transferencias de genotipos correctos y análisis de suelos.
Otra de las acciones es utilizar un bajo consumo de agua, con ciclos cortos, orientado a granos básicos, oleaginosas y forrajes perennes, además de impulsar la estimulación de lluvias en los estados del norte y noroeste del país, cuyo objetivo es contribuir al incremento en el nivel de precipitación.
Por lo pronto, los agricultores se están adaptando al cambio climático, están adquiriendo nuevas tecnologías, utilizan nuevas semillas más resistentes a la sequía, cultivan variedades de rápido crecimiento, hacen un mejor uso de la gestión del agua y adquieren seguros que les permite tener más confianza para continuar con el negocio.